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EL VIVE
Realmente, fue impresionante oaƒÂ­r sus aƒÂºltimas palabras en la cruz.
Siempre que este hombre hablaba, sucedaƒÂ­an cosas extraaƒÂ±as.
Pues yo vi mucha gente que fue sanada por aƒÂl.
Aunque a nosotros los soldados romanos, nos prohibaƒÂ­an hablar de estas cosas.
Yo estuve parado junto a esa cruz, y la verdad, no queraƒÂ­a estar ahaƒÂ­ porque cuando volteaba para ver a JesaƒÂºs, su mirada me hacaƒÂ­a sentir y pensar, que yo deberaƒÂ­a estar en su lugar.
aƒÂ‰L no me veaƒÂ­a con odio, sino que a pesar del gran sufrimiento que padecaƒÂ­a y de su expresiaƒÂ³n de agonaƒÂ­a, aƒÂl me miraba con amor, y aaƒÂºn no alcanzo a comprender por quaƒÂ el decaƒÂ­a palabras como a€œPadre, perdaƒÂ³nalos porque no saben lo que hacena€, en mi interior yo le decaƒÂ­a.
a€œVamos, si eres el hijo de Dios, por quaƒÂ no bajas de esa cruz?, porque si dicen que no has conocido pecado, mueres por los pecadores y los presentas justos ante tu padre cuando creo que el aƒÂºnico justo eres taƒÂºa€. De pronto, me daƒÂ­ cuenta de que mi cuerpo comenzaƒÂ³ a temblar porque parecaƒÂ­a que aƒÂl escuchaba mis pensamientos y mientras por su cuerpo desfigurado corraƒÂ­a la sangre, aƒÂl me decaƒÂ­a con su mirada. a€œSi no bajo de esta cruz, es por amor a tia€.

Te alabo, te exalto
Cristo JesaƒÂºs, pudiendo bajar de la cruz, tu preferiste morir
En obediencia al padre y por amor a maƒÂ­.
Te adoro, cordero de Dios.
El Vino a cumplir y hoy crucifico mi ser.
SaƒÂ tu hoy en maƒÂ­, en obediencia al padre yo te serviraƒÂ
Por amor a ti.

Yo no sabaƒÂ­a quaƒÂ hacer, unos se burlaban de aƒÂl, otros a lo lejos lloraban porque nunca le volveraƒÂ­an a ver, aunque supuestamente, aƒÂl dijo que al tercer daƒÂ­a iba a resucitar.
Y bueno, por esa razaƒÂ³n me ordenaron cuidar esta tumba.
Sinceramente yo quisiera irme de este lugar, no saƒÂ por quaƒÂ pero me siento un poco temeroso.
AdemaƒÂ¡s, yo no creo que este hombre salga de la tumba y mucho menos, creo que pueda mover esta piedra tan pesada. Claro que no, esto no sucederaƒÂ¡.
Pues le vimos morir, es maƒÂ¡s, le enterramos la lanza en su costado, y sus piernas, ni quebrarlas fue necesario, aƒÂl estaba muerto.
Ahora, que yo recuerde, todos los reyes, emperadores y profetas que escribieron....

Bueno pues, ya estaƒÂ¡ amaneciendo y como era de suponerse, aquaƒÂ­ no sucediaƒÂ³ nada.
Sin duda que este hombre, era un profeta maƒÂ¡s.
Pero, quaƒÂ estaƒÂ¡ pasando, nno puede ser, la piedra se estaƒÂ¡ moviendo.
Oh no, no lo puedo creer, JesaƒÂºs ha resucitado, aƒÂl VIVE.

aƒÂ‰L vive, oh, aƒÂl vive.
aƒÂ‰l resucitaƒÂ³.
Adoremos, exaltemos, levantemos, al rey, al seaƒÂ±or, A JesaƒÂºs,
Nuestro seaƒÂ±or.
CRISTO VIVE.